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Diario YA


 

Editorial: "Hagan ustedes algo"

Dentro de la enorme mentira que es la política española, y del desconcertante estado en que se encuentra la moral pública (si es que queda algo de ella aún), en un día tan triste como hoy, en que han llovido lágrimas por el vil asesinato de Luis Conde, sólo nos queda en la memoria un recuerdo agradable, por la dignidad que demostraba: el mensaje de su hijo Iván que, con un nudo en la garganta, y demostrando su hombría de bien, ha exigido al Gobierno y, de modo implícito, a la clase política que hagan algo de una vez.

Que hagan algo, sí. Porque es exasperante asistir una y otra vez a la “unidad de los demócratas” para mostrar “la firmeza del Estado de Derecho”. Exasperante volver a ver esos rostros serios que miran hacia el suelo, un poco por respeto a la nueva víctima, un poco por la vergüenza colectiva de no haberlo podido evitar. Es exasperante escuchar esos discursos inútiles que se repiten siempre de forma machacona, como el estribillo de una canción, no…, qué va, mucho más inútil que el estribillo de una canción.
 
A Iván le han matado a su padre, pero dentro de su inmenso dolor ha tenido agallas para dirigirse a la prensa y clamar, aunque sepa que clama en el desierto: “Hagan ustedes algo”. Esa es la clave. Como decíamos ayer en esta misma sección, este país se desangra, y con esa sangre se van las esperanzas de darle a las próximas generaciones un lugar habitable y digno. Este país huele a crimen y a venganza, huele a odio irracional, a violencia.
 
Esa voz clara y llena de humana congoja, la del hijo del militar asesinado, contrasta con esa otra manchada para siempre de egoísmo y de soberbia: la del presidente de Vascongadas. A Ibarreche le ha indignado muchísimo que alguien haya dicho que su estrategia secesionista favorece a los asesinos. Pero ¿no era su antiguo jefe el que hablaba de unos que movían el árbol y otros que recogían las nueces? Claro que, desde que Arzallus pronunció aquel acertado diagnóstico, las cosas han cambiado tanto que ya no se sabe quién mueve el árbol y quién recoge los frutos.
 
Ya está bien de tomarle el pelo a la gente decente de este país, hombre, ya está bien. Los enemigos de España, los que empuñan armas y los que acuden a lloriquear a Europa para que reconozca la existencia de una nación que no ha existido nunca, tienen una estrategia común de odio premeditado a nuestra Patria cuyo fin es su ruptura. Esa es la verdad, por más que le duela a alguno. Y si tuviera noticia de lo que es la vergüenza, hace tiempo que se habría puesto a trabajar para solucionar los problemas reales de los ciudadanos, que es para lo que lo eligieron.

Martes, 23 de Septiembre de 2008.

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