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Diario YA


 

“El pueblo es aquella parte del Estado que no sabe lo que quiere” Friedrich Hegel

España ha cambiado: Las cámaras populares están obsoletas

Miguel Massanet Bosch.

Es posible que los árboles de su autosuficiencia y confianza infinita en su capacidad de reacción, tan arraigados en la personalidad del señor Pedro Sánchez, no le permitan ver algo tan simple como es el que el hecho de que la composición actual de las cámaras de representación popular no es más que algo virtual, irreal, un bosque amorfo y caduco, en absoluto de acuerdo con la realidad de lo que se está desenvolviendo políticamente en esta España actual. Ni los que votarían en la actualidad a Podemos son, ni mucho menos, tantos ni tan convencidos como lo fueron cuando se celebraron las últimas elecciones ni, tampoco, y tendría que cambiar mucho el ambiente, la situación económica y la perspectiva de futuro para que los socialistas, que piensan dejar de votar al PSOE, decidan volver a la disciplina del partido, si quien pretende representarles de nuevo fuera, como será, el actual presidente del Gobierno.
Es posible que, en Cataluña, debido al empecinamiento independentista de sus políticos locales, de los comunistas, de la prensa local, de la facilidad con la que tienen dominado al gobierno actual y de los beneficios económicos que consiguen del chantaje que le vienen haciendo; vuelvan a tener un resultado bueno. Al respecto, creo que los señores de la derecha ya dan por perdida esta baza electoral y me parece que hacen mal y que, todo esfuerzo en conseguir alguna recuperación en los resultados electorales ( especialmente si lo lograran en las elecciones municipales del próximo mes de mayo) de esta comunidad rebelde, puede contribuir a preparar lo que van a ser la elecciones generales de toda España de aquí a poco más de un año, si no se adelantasen en el caso de que la situación económica del país, como amenaza con serlo, se convierte en algo insostenible para Sánchez y se viera obligado a convocarlas anticipadamente, lo que, evidentemente no entra en sus planes actuales.
En la actualidad Sánchez tiene aseguradas sus leyes, sus decretos-ley y su mayoría parlamentaria, debido al pacto existente entre todas las izquierdas, que saben que si se separan o votan en contra de las iniciativas gubernamentales la legislatura se rompe en uno de los peores momentos para el actual gobierno. Es por eso que, el señor Pedro Sánchez, se ha lanzado desde ahora, y lo va a mantener hasta la convocatoria de las elecciones generales, a una campaña  a muerte con el señor Rajoy, el PP, y toda la derecha, incluidos los empresarios con los que es evidente que no va a tener ninguna contemplación especial, como ya viene anunciando la señora ministra de Trabajo, Yolanda Diaz, que ya no se molesta en ponerse el antifaz de social demócrata para presentar su verdadera imagen de frente populista y anticapitalista. Sánchez ha dado consignas de zafarrancho de combate a todos sus ministros y colaboradores y ha puesto en orden de batalla a todos los medios de comunicación, que no son pocos, con las instrucciones de no dejar respirar ni coger fuerzas al partido del señor Feijoo. Se miente, se engaña, se insulta, se descalifica y, si fuere necesario, se acusa falsamente al adversario político, sabedores de que la justicia en esta nación va a paso de tortuga, mientras que la difamación, la falsa acusación, la incriminación a una persona o colectivo se esparce por toda la nación a la velocidad de un rayo.
Pero el pueblo español sigue, tozudamente, en todas las encuestas que se van llevando a cabo, parece empeñado en contradecir al Gobierno y sus secuaces, en cuanto a las perspectivas futuras de la actual coalición de gobierno entre socialistas y comunistas. Es evidente que todavía queda mucho tiempo para que acudamos a las urnas y, en manos de un estratega del engaño y la mentira tan peligroso como es el señor presidente, esto es algo que no se puede despreciar. Pero, a la vez, sucede que los pronósticos de una recesión económica se hacen cada día más insistentes, no se atisba todavía el fin de la guerra de Ucrania y es evidente que el tema energético no se va a solucionar, en ninguno de los casos, en un breve espacio de tiempo y, por el contrario, sus precios no van a tardar en hacerse prohibitivos.
Cada día se hace más evidente la metida de pata del señor Pedro Sánchez al cambiar de opinión de una manera pública sobre la situación del antiguo protectorado español. El tiempo está dejando claro que esta decisión, a todas luces  precipitada, evidentemente consecuencia de algún chantaje del soberano alauí, Mohamed VI, ha sido un error con mayúsculas que lejos de darnos una ventaja a causa de nuestra situación privilegiada como país intermedio por el que pasar un gaseoducto que pudiera suministrar gas a todo el resto de Europa, lo que está sucediendo es que tanto los gobiernos italiano, por medio del señor Draghi, como el francés del señor Macrón, se han espabilado y han conseguido sendos e importantes acuerdos sobre el suministro del gas argelino que, de momento, parece que dejan marginada, en todo o en parte, a España.
Sin embargo, hay algo que puede que juegue en contra del señor presidente del gobierno español. El señor Feijoo es gallego, una persona que tiene una amplia experiencia en cuanto a la gobernación de su autonomía, alguien que ha sabido manejar en Galicia, con suma habilidad, los tiempos, las formas, la cuestión idiomática y, algo muy especial, el desarrollo económico y social de la región. No reacciona impulsivamente, no muerde con facilidad el anzuelo, mide sus palabras y, como no, sus críticas al ejecutivo que, por otra parte, son mesuradas e incisivas. Una postura que agrada a la gente de orden, que reflexiona, que no es partidaria de extremos y que vela de una forma especialmente cuidadosa por su familia, su peculio y por el futuro de España. No quiero decir con ello que, seguramente, no vaya a llegar un momento en el que este pacifismo y autocontrol en la tarea de oposición no deba ceder en cuanto entremos en lo que, de verdad, vaya a ser el jugarnos a una carta el porvenir de la nación española. Entonces ya no valdrán paños calientes, frases educadas o posturas débiles por parte de quienes vayan a tener la obligación, la responsabilidad y la habilidad de desenmascarar a quienes, lo único que nos están dejando, es una nación desarbolada, una población empobrecida, un caos normativo, un autoritarismo rayano en dictadura y un recorte de las libertades, de la propiedad privada, del derecho a la libertad de comercio y, en definitiva, a un recorte del bienes contrario a todos aquellos beneficios que prometieron para el pueblo español, cuando se promocionaban para gobernar la nación española.
Es obvio que, para los socialistas, tampoco les es fácil explicar las condenas por prevaricación y malversación de caudales públicos de dos de sus políticos más famosos en Andalucía. Los señores Chávez y Griñán no son dos “don nadie” en Andalucía, Sus responsabilidades, a través de sus respectivas presidencias de la Junta de Andalucía, son las que les han llevado a las condenas que les han sido impuestas por el TS. Con la particularidad que estas sentencias han roto, para siempre, la fama de incorruptos que siempre se habían atribuido los socialistas ante casos como el Gürtel achacados al PP. La cuestión radica en el hecho de que, parte de los barones del PSOE parece que se inclinan por pedir el indulto para el señor Griñán, que es el que ha recibido penas de prisión. Pero ya tenemos el precedente que causó un enorme desgaste al partido socialista que fue el de los indultos de los condenados por el golpe de estado en Cataluña, un golpe de efecto que sigue vivo en la memoria de muchos españoles, y en la mayoría de ellos, para reprocharlo.
Es muy posible que, si se deciden por indultar a Griñán por un delito que supone corrupción, una parte importante del pueblo español se manifieste en contra, no entienda que, cuando se trate de personas afines a la izquierda, el Gobierno se muestre tan dispuesto a pasar por alto las sentencias de los tribunales. Una piedra en el zapato de Sánchez que va a tener que resolver, le pese o no, y que es posible que le cueste un buen puñado de votos si no encuentra una fórmula que le permita salir airoso de semejante marrón.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos que cada vez se oscurece más el horizonte del futuro de España, y parece que siguen siendo los mismos que, contra viento y marea, intentan distorsionarnos la realidad sin que, para ello, dejen de gastarse miles de euros en prospecciones sociales, estudios de opinión y toda clase de medios,  internos y externos, con la misión de favorecer las posturas de un gobierno que apenas se sostiene en pie. Díganselo, si no, al panfletario La Vanguadia.