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Diario YA


 

Ojalá el Brexit no fuera tan mal, pero la arrogancia la pagamos todos

David Casarejos. Presidente del Consejo de Residentes del centro de Reino Unido. No se querían creer los avisos sobre las consecuencias de la salida de la Unión Europea en Reino Unido. Todos los augurios se suponía que era una sarta de mentiras para meter miedo y se llamaba “copos de nieve” (snowflakes) a aquel de disentía públicamente de la línea oficial del gobierno de lo bueno y positivo que sería el Brexit.
Mucho de lo que hemos discutido y explicado desde la decisión de salir de la Unión Europea se basaba en especular sobre lo que el futuro iba a traer, y sobre los datos, tendencias y sensaciones que iban a ir dejando encima de la mesa esos primeros meses y años como el país “soberano” que muchos exigían.
Los políticos a veces tienen una suerte no elegida en forma de otros eventos que puedan desviar la atención de los medios y los ciudadanos…y la COVID 19 en este sentido pudo servir de cortina de humo para esconder los efectos negativos en la economía de ese tiro en el pie autoinfligido llamado Brexit.
Los datos sectoriales o de industrias concretas no servían de prueba del impacto en una u otra dirección y había que esperar a los datos agregados y a que instituciones de renombre se pronunciaran sobre los efectos concretos en la economía britanica.
El impacto del coronavirus ha hecho retrasar las comparativas y de alguna manera ha alterado la lectura del impacto del Brexit. Los efectos de la pandemia fueron usados para minimizar los del Brexit, pero ahora empezamos a poder ver como ha salido una y otras economías de esta crisis.
La salida de la crisis por el coronavirus en la eurozona fue en forma de rebote en la economía y este efecto rebote mostró un crecimiento respecto a los datos de diciembre de 2019 de un 4%, pero este mismo rebote en suelo británico no llego a estos niveles.
Antes de la llegada de la pandemia podíamos entrever ya que el Brexit no iba por buen camino y la OCDE nos ha mostrado que entre el segundo cuarto de 2016 y el tercer cuarto de 2021 la economía de Reino Unido creció un 14.3%. Esta cifra parece mostrar un crecimiento bastante importante y positivo solo si obviamos que en Alemania fue del 32.2% o en nuestro país un 25.6% (un 80% mas de crecimiento relativo en España).
Los índices económicos han de ser comparados con el entorno y todos ellos muestran claramente que país es el que ha perdido más con el cambio.
Los diferentes datos económicos muestran una dirección similar y es importante tener en cuenta el medidor de Inversión Directa Extranjera que en 2017-18 cayó un 9.3%, en 2018-19 otro 16.3% y los últimos datos en 2020-21 mostraron una caída del 17%. Las empresas extranjeras no están invirtiendo en un país que voluntariamente decidió salir del bloque de la Unión Europea y las empresas siguen saliendo del país para reubicar sus factorías o sus sedes en territorio de la Unión Europea.
La economía globalizada no premia al que se separa y corta lazos.
La mayor caída en esta inversión extranjera es la que proviene de Alemania, pero de cerca le siguen países de fuera de la UE como son India o Estados Unidos.
La falta de mano de obra se discutió largo y tendido durante los últimos meses, y la dificultad de reclutar trabajadores que antes entraban libremente en el país, está teniendo impacto en muchos de los sectores claves de la económica británica. Desde la distribución y logística, hasta el cuidado de sus mayores, o un sector agrícola que no encuentra trabajadores para recolectar su producción y que ven que se acerca un verano que puede ser igual de nefasto que el anterior…y ya sin el coronavirus como excusa.
La falta de ética y las “Fake News” compartidas hasta la saciedad antes del referéndum y después siguen estando en los medios y propagadas por unos gobernantes que han dejado claro que miran más por sus bolsillos y perpetuar a sus familias en la elite de la sociedad, que en preocuparse de una población que se está empobreciendo.
La Oficina de responsabilidad presupuestaria (Office for Budget Responsability) establece que los salarios reales en Reino Unido van a ser inferiores dentro de 5 años a los salarios actuales, y la Fundación Resolution habla de que el próximo año y debido a la falta de ayuda a familias con bajos ingresos habrá 1.3 millones de ciudadanos empujados a la pobreza en el país.
En 2023 se estima que puede haber 16 millones de británicos oficialmente clasificados como pobres…antes de la pandemia eran 14.5 millones, uno de cada 5 ciudadanos, pero el gobierno sigue adelante con su carrera hacia la “soberanía” y ese mejor país tras la salida de la Unión Europea.
…y mientras se mira de lado a los índices de pobreza en el país, Reino Unido estaba muy contento con sus oligarcas rusos comprando propiedades por Londres y gastando sus rublos en la economía britanica. No se les pedía ninguna prueba del origen de ese dinero, poco les importaba su procedencia y si este dinero era limpio o no.
La guerra en Ucrania ha cortado esta vía de financiación para la economía británica. Vía que Boris y su gobierno premiaban, por ejemplo, con un asiento en la cámara de los Lores para el oligarca Evgeny Lebdebev, dueño de algunos de los medios más influyentes del país como son el Evening Standard o The Independent …premiado por su filantropía al parecer.
Brexit, la pandemia, la guerra de Ucrania, las fake news…todo es utilizado a favor de políticos sin escrúpulos.
Pero no nos creamos que estamos mucho mejor y que este fenómeno es extraño a España. Algunos incluso entran en gobiernos regionales para parar procesos de reconciliación y destitución de dictaduras previas, o para meter el término “intrafamiliar” en el nombre de nuevas leyes.
El Brexit empezó con la broma de Nigel Farage y sus estúpidas ideas xenófobas.
El Brexit empezó con partidos sin representación parlamentaria que han decidido el futuro de Reino Unido… ¿vamos por el mismo camino?

 

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